Desafío Semanal

NÚCLEO TEOLÓGICO: Dios desea mi desarrollo personal

PRINCIPIO BÍBLICO: Dios me dio emociones

VERSÍCULO DEL ENCUENTRO: Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús. Filipenses 4:7 NVI

ENFOQUE: Reviso mis pensamientos para tener una correcta gestión emocional, sumo pensamientos de acuerdo a la Palabra de Dios.

Encuentro 3: ¡Piensa rápido!

Acompañar a nuestros hijos para ayudarlos a gestionar sus emociones sanamente es una tarea árdua, pero ¡nada imposible!

Piensa que si ellos aprenden cómo gestionar sus emociones a temprana edad crecerán muchísimo más seguros de sí mismos, con capacidad de autocontrol y con herramientas para relacionarse de manera sana con los demás.

Tus hijos necesitan aprender…

  • A reconocer sus emociones y aceptarlas sin ninguna clase de juicio o comparación. No hay emociones buenas o malas, sólo son las emociones que se está experimentando.
  • A gestionar sus emociones trabajando en los pensamientos que las alimentan. En otras palabras pensar bien de sí mismo.
  • A pensar en su conducta y reacciones frente a emociones fuertes.

Te proponemos ser intencional:

  1. Acompaña a tu hijo cuando está sintiendo una emoción de forma intensa, dale tiempo, guarda silencio, permite que sienta esa emoción y quédate ahí para que sepa que puede contar contigo.
  2. Comparte algunos ejercicios que lo ayuden a relajarse y retomar el control. Por ejemplo, respiraciones profundas en secuencia o contacto con la naturaleza. Ejemplo: Inhalar profundo, contener la respiración durante cuatro segundos y exhalar lentamente mientras recorre de forma imaginaria los tres lados de un gran triángulo.
  3. Rodéalo con palabras de afirmación: recuérdale que estás con él, que está seguro, que no estás enojado por la emoción que siente, que lo que siente es importante.
  4. Invítalo a reconocer qué emoción está sintiendo. Si bien hay seis que son las más conocidas, de ellas se desprenden muchísimas más y tu hijo tiene la capacidad de identificarlas.
  5. Dale tiempo para hablar, escúchalo, aprecia cómo llega a conclusiones y proponle nuevas perspectivas.
  6. Ora por él y sigue encontrando espacios para conversar sobre cómo se siente.
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