Según lo que los niños aprendieron en el encuentro, esta semana charlamos de una característica distintiva de nuestro de Dios: su santidad. Dios es santo pero eso no implica que esté lejos de nosotros, al contrario, cuando empezamos una relación con Él, su santidad nos inspira a vivir a su manera, pues es Él el estándar moral de nuestra vida. 

Esta semana, busquen un momento juntos y preparen sus Biblias (ojalá en una versión sencilla) y fibras/marcadores al agua de los colores que les gusten. 

 Para empezar lean juntos Filipenses 4:8 y luego escriban en los dedos de sus manos el versículo parte a parte. Iniciando con Piensa en y siguiendo con Todo lo. Para la segunda mano tendrán que ayudarse unos a otros y seguro darán un poco de cosquillas. Luego de que todos tengan las manos escritas, repitan el versículo usando los textos escritos en los dedos ¡A ver quién logra decirlo más rápido!

Cuando ya hayan jugado un rato tomen tiempo para conversar y pensar de qué maneras prácticas pueden aplicar cada palabra en la vida cotidiana. El desafío es que nuestros pensamientos y acciones sean cada vez más parecidos a los de Dios, entonces, estudiar este consejo de la Biblia puede sernos muy útil para seguir lográndolo.